Entrevista al Presidente de la ABS. Boletín Salesiano, Septiembre 2017, México. (Francisco Barajas)
En 1983, el P. Egidio Viganò, entonces Rector Mayor de los Salesianos, tuvo la idea de crear una institución dedicada a la promoción y coordinación de los salesianos y miembros de la Familia Salesiana dedicados a divulgar el estudio de la Biblia. Surge así la Asociación Bíblica Salesiana (ABS), organismo en el que el P. Juan José Bartolomé, licenciado en Teología, doctor en Sagrada Escritura, fue reelecto como presidente en agosto del año pasado.
El P. Bartolomé explica que su responsabilidad al frente de la ABS consiste en “mantener informados y motivados a los miembros de la Asociación, casi un centenar, presentes en todo el mundo salesiano, para que sigan ayudando a salesianos, jóvenes y miembros de la Familia Salesiana, a que la presencia eficaz de la Palabra de Dios en sus vidas sea una constante y su alegría”.
Para los lectores que no están familiarizados con la disciplina, ¿qué es lo que hace un biblista?
Un biblista es una persona que dedica su vida profesional al estudio de la Biblia. Al ser no un libro, como se nos presenta a nosotros hoy, sino una verdadera biblioteca de libros antiguos —el más reciente fue escrito hace unos 1,900 años—, quien estudia la Biblia necesita de una cuidada preparación e intenso trabajo.
Puede parecer una pregunta muy obvia pero, ¿por qué es importante leer y estudiar la Biblia?
Por dos sencillas, y obvias, razones. Los cristianos, de cualquier iglesia o denominación, la veneran como Palabra de Dios; en la Sagrada Escritura está la voz viva de Dios, se muestra su cercanía y compasión. Para los no creyentes, la Biblia, su mundo de ideas, símbolos y mensaje, está en el corazón de la cultura occidental; sin ella, no se podría entender nuestra civilización.
Algunas sectas se distinguen por su conocimiento y dominio de los textos sagrados. ¿Qué le falta a los católicos para familiarizarse con la Biblia y su estudio?
Lamentablemente a los católicos se nos privó de una lectura personal e intensa desde la Reforma. La Iglesia Católica reaccionó así a los excesos de los protestantes, quienes pensaron que, puesto que la Biblia se trataba de nuestra salvación, su lectura e interpretación debería ser abierta a todos. Aunque nunca perdimos la lectura de la Biblia en las celebraciones litúrgicas, desde el Concilio Vaticano II los católicos estamos esforzándonos en recuperar la Palabra de Dios como “luz para nuestros pasos” y alimento de vida espiritual. Pero aún queda mucho por hacer.
Además del religioso, ¿desde qué otros ángulos puede abordarse la lectura y el estudio de la Biblia?
Sin la Biblia y su visión del mundo, su legislación y moral, sus símbolos, etcétera, no es comprensible la historia del pueblo creyente —sea Israel (AT) o la Iglesia (NT)—. Y tampoco sería posible comprender la cultura occidental, incluso en una época en la que, como la nuestra, parece que vivimos mejor haciendo como si Dios no existiera. Durante mucho tiempo, y es sólo un ejemplo, el arte que se creaba era, básicamente, religioso y reflejaba el mundo bíblico.
¿Cómo se le puede sacar provecho a las tecnologías actuales para difundir el estudio de la Biblia?
La tecnología actual al servicio de la comunicación social está ya acercando de modo eficaz y gratuito el texto bíblico y su comprensión a quien desee conocer la Biblia. Quien se metiera en Google y buscara información encontraría más, y buena, de la que pudiera digerir. Y en todos los campos: textos, idiomas, comentarios, etcétera.
¿Cómo promover la lectura de la Biblia en niños, adolescentes y jóvenes en estos tiempos?
Sencillo: poniéndoles en sus manos Biblias adaptadas, que las hay, y acompañando su lectura para poder responder a sus preguntas. Quien puede encontrar diversión en un cómic, en un cuento, en una novela, puede leer la Sagrada Escritura que, como buena biblioteca, tiene de todo.
¿Cómo describiría su experiencia como salesiano biblista? O dicho de otro modo, ¿cómo es estudiar la Biblia desde el carisma salesiano?
Tuve la suerte de que, recién ordenado sacerdote, se me enviara a estudiar Biblia al Instituto Pontificio Bíblico de Roma. Siendo estudiante de teología ya me habían fascinado los estudios bíblicos. Agradecido a este don inesperado, me he dedicado a la enseñanza del NT y a la predicación de temas bíblicos para “devolver” a mis hermanos lo que había recibido de ellos.
¿Cuáles son las disciplinas de estudio bíblicas y en cuál se ubica la actividad que usted realiza?
Las disciplinas bíblicas son varias y muy diversas por método y contenido. Hay que conocer la historia del texto bíblico, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo. Hoy se accede a la Biblia en traducciones, normalmente, bien hechas, pero un estudio serio ha de acceder al texto original (hebreo bíblico, arameo y griego); además, al no haber llegado a nosotros los originales de los libros de la Biblia, es necesario poder reconstruir el mejor texto posible, es decir, el que cuente con mayor apoyo documental. Como los libros bíblicos han nacido en contexto, geográfico, histórico y social, muy diferente al nuestro, se tiene que tener una idea de la geografía, la historia (¡siglos de historia!) y la estructura social de los pueblos bíblicos. Siendo una literatura antigua, el conocimiento de la Biblia impone, también, estar familiarizado con las formas de razonar y, sobre todo, de escribir,de sus autores. Todo ello es previo para llegar a captar el sentido que tuvo el texto bíblico cuando se produjo y, solo entonces, imaginar el mensaje que podría tener para nosotros en la actualidad.
¿Tiene algún proyecto en marcha o en puerta en torno a la Sagrada Escritura?
Estamos preparando dos proyectos. El primero nos lo ha confiado el Rector Mayor y su Consejo: ofrecer a salesianos y jóvenes una experiencia de encuentro con Jesús en su tierra y a través de su palabra; confiamos en que podremos hacer realidad esta iniciativa en la segunda mitad de agosto del próximo año. El segundo proyecto se nos ha ocurrido a nosotros: quisiéramos donar a nuestros hermanos salesianos una colección breve de lectios sobre la temática del próximo Sínodo de los Obispos; rezar la Palabra es la mejor manera de captar lo que Dios quiere de nosotros y de disponernos, como María, a hacer su voluntad.