Ser compasivo, compadecerse de los necesitados, es rasgo típico del Jesús evangelizador. No es pensable una mejor contemplación de la misericordia de Dios que la que se consigue fijando ojos y corazón en Jesús de Nazaret, “rostro de la misericordia del Padre”.
Con el fin de facilitar la contemplación de la misericordia del Padre en la actuación de su Hijo, presentamos aquí el tema de la misericordia de Dios, centrados en la persona de Jesús de Nazaret: Jesús declaró beato a quien la practicara (Mt 5,7), la practicó él mismo sanando enfermos (Mc 1,41; 9,22; Mt 20,34; Lc 7,13) y cuidando del pueblo (Mc 6,34; 8,2; Mt 9,36), la utilizó para definir el comportamiento de Dios (Mt 18,33; Lc 15,20) y del buen prójimo (Lc 10,33-34) en algunas de sus parábolas más eximias. Llegó incluso a proponer la misericordia como camino y meta de filiación divina (Lc 6,36).