Gregorio ofrece a sus oyentes tres tratados sobre aspectos sociales a modo de catequesis. El Niseno no solo se preocupó por la formación teológica-espiritual de su comunidad, sino también por su compromiso con los más pobres, los cuales eran un amplio estrato social, en la época del Capadocio, basta pensar en la situación de los esclavos, práctica a la que se opuso con fuerte tono.
Propongo estos escritos en forma de un tríptico no con un criterio de cronología, sino a partir de la interpretación de los textos bíblicos de estas catequesis. El primer cuadro “Contra usureros”; luego “Respecto de la bondad”; y por último “Lo que a uno de estos hicisteis a mí me lo hicisteis”. Cabe destacar el amplio conocimiento que Gregorio tiene de la Escritura. Como se podrá observar en el primer y segundo cuadro priman citas del AT y en el tercer cuadro cita de Mt y Lc. Esta selección de textos se debe a que los problemas y soluciones que se abordan están en uno y otro testamento.
Primer cuadro
Citas bíblicas: Ez 22, 12-13; Mt, 3, 7 y Lc 3,7. Cfr. Mt 12, 34; 23, 33; Lc 6, 34; Mt 18, 23-33; Am 8, 4-5; Mt 6, 12; Dt 23, 20; Sal 14, 5. Cfr. Lv 25, 37 y Ez 18, 8; Ex 22, 24; Mt 18, 32b-34.
En ‘Contra Usureros’ el punto de partida es Ez 22, 1ss., para centrase en los versículos 12-13: En ti se practica el soborno para derramar sangre; cobras interés usurario, te lucras a costa del prójimo y a mí me tienes olvidado -oráculo del Señor Dios. Pero yo estoy batiendo palmas al ver los negocios que haces y la sangre que hay en ti. Esta forma de lucrar en desmedro del prójimo está condenada, pero no castigada. La usura lleva un contrato en las que las partes asumen compromisos, pero estos en desigualdad de condiciones. El contrato deja impune el séptimo mandamiento mosaico. Esta forma de injusticia está intrínsecamente relacionada con todo lo que conlleva a la más terrible ruina, incluso hasta derramar la sangre. Esta práctica es muy antigua y trasciende los límites del pueblo de Israel. El resultado de la usura son intereses injustos que son llamados “raza de víboras”. El término ‘interés’ en griego tokos, también se traduce como ‘hijo’; de allí ese juego de ‘hijo’ con ‘raza’; la usura es un engendro perverso que corrompe al que la práctica y daña en grado extremo al prójimo.
La usura, bajo un rostro engañoso de beneficencia, oculta el terrible mal de un empobrecimiento sin límites; el usurero se convierte en “médico homicida”.
El usurero lleva una vida en la que su ‘trabajo’ consiste en la holgazanería y el aprovechamiento de las innumerables fatigas de sus víctimas. Paradójicamente sus riquezas están en las casas de sus deudores.
El evangelio da un claro ejemplo de cómo el Señor paga intereses con creces al que es capaz de poner en sus manos escasos bienes: “Mira, nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido; entonces ¿qué habrá para nosotros? En verdad os digo, afirma, todo el que dejó casa o hermanos o hermanas o padre o madre o mujer o hijos o campos, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna” (Mt 19, 27.29).
Gregorio refuerza su posición de la perversidad de la usura al mencionar diversos pasajes de la Escritura: Dt 23, 20, prohíbe toda forma de interés; Mt 18, 23-33, ‘el deudor inmisericorde’. Al citar al profeta Amós concluye lapidariamente: “En efecto, ni los padres se alegran tanto por el nacimiento de los hijos como los que prestan a usura se regocijan cuando se completa el ciclo lunar” (Am 8, 4-5).
¿Acaso la oración del usurero puede ser escuchada? Nada más lejos de pedir perdón por las propias deudas cuando es incapaz de perdonar a sus deudores (Mt 6, 12). El rico de la parábola encontrará alivio para sus hermanos: “¿Qué dirás al ser acusado ante el Juez imparcial cuando te diga: tenías ley, profetas, mandatos evangélicos…?”
Segundo cuadro
Citas bíblicas: Is 58, 4; Is 58, 6; Is 58, 7; Is 55, 10; Sal 38, 5-6
El Niseno luego de una explicación sobre el valor del ayuno, se va a detener en el ‘ayuno en favor del pobre’. En esta exposición Gregorio se fundamenta en Is 58, texto que refleja el tiempo actual: produjo entre nosotros una gran abundancia de desnudos y sin techo: una multitud de esclavos junto a las puertas de cada uno. Y el extranjero y el emigrante no cesan y es posible ver la mano que busca, tendida por todas partes. Para estos la casa es la intemperie, su posada son las puertas, las calles y los descampados de la plaza. En clara consonancia con Isaías, Gregorio ve el ayuno como una excelente oportunidad para socorrer a los pobres. La caridad no es una acción solitaria, sino solidaria: el cuerpo social socorre al pobre, esta fuerza multiplicada reconstituye al pobre y enfermo.
Un concepto de vital importancia en estos textos del AT es que Dios mismo va a ejercer la ‘filantropía’. Dios se compromete en rescatar al pobre y esto se expresa claramente en los textos del NT del tercer cuadro. Gregorio lo visualiza en la imagen de Is 55, 10 en la cual Dios es el primer benefactor de toda la pobre humanidad.
La contra cara de este Benefactor es el avaro no solo cierra sus entrañas al mendigo, sino que se propicia el castigo Lc 16, 19ss. “Dame a conocer, Señor, mi fin y cuál es el número de mis días, para que conozca cuán poco soy. He aquí que tú hiciste mis días breves” (Sal 38, 5-6). Para luego pasar a la descripción ‘actual’ de los pobres; del ayuno a la caridad; la solidaridad en la ayuda; la bondad de la beneficencia; Dios modelo de beneficencia; la beneficencia nos asemeja a Dios; avaricia de unos pocos contracara de la beneficencia y causa de pobreza; caducidad de la vida; la beneficencia abre a la eternidad; el desenfreno de los satisfechos no solo es indiferencia hacia los pobres, sino también causa de pobreza.
Tercer cuadro
Textos bíblicos: Mt 25, 31-46; Lc 10, 25-37; Lc 16, 19-31; Mt 5, 7; Mt 7, 12. 13-14.
En los dos primeros cuadro Gregorio da prioridad a pasajes del AT, y esta opción radica en que la usura y la consecuente pobreza son realidades que son tan antiguas como la humanidad misma. Jesús conoció la práctica de la usura en los recaudadores de impuestos, puesto que este oficio les otorgaba amplios beneficios para prestar dinero a interés, de allí que los evangelios traten este problema sin mayores detalles.
En esta tercera parte, los textos provienen de Mateo y Lucas. El capadocio propone dos dimensiones de Jesús que son claves para interpretar este ensayo en dos parábolas: la figura de Jesús buen samaritano y la de Jesús sentado en la gloria discerniendo entre los que han sido samaritanos y los que no lo han sido.
A partir de estas dos figuras parabólicas de Jesús, Gregorio presenta una ‘pista’ de solución al problema de la pobreza: ¿cuál es el camino?; los textos evangélicos proporcionan la Palabra autorizada. Gregorio va más allá de los tropos con los que busca conmover al espíritu humano ante la desfiguración del pobre, para centrarse en el punto clave de la teología la encarnación de la Palabra eterna: el Dios inmensamente rico asume la pobreza humana. Estos dos aspectos se ven claramente en la parábola mateana del juicio y en la parábola lucana del samaritano. Aquí se percibe la influencia filosófica griega de la con-naturalidad: todos los seres humanos participamos de la misma condición. Esto lo vemos en la conmoción de dolor de Gregorio compartida con la de Jesús ante la humillación y el atropello que sufren los pobres; esto lo hace en forma de pregunta:
En este cuadro la conmoción de dolor de Gregorio al igual que la de Jesús es muy provocativa ante estas personas humilladas por la pobreza y el atropello humano y lo hace en forma de pregunta: ¿deshonraremos al congénere, que es de nuestra misma especie, más que a los animales irracionales? ¡No, esto no, hermanos!
Esta propuesta de Gregorio cobra actualidad en las múltiples forma que a lo largo de los siglos, y especialmente en el siglo XX la humanidad experimentó la terrible desgracia de lateoría de la existencia de una raza superior y de seres humanos considerados como “sub-humanos” ya sea por su condición racial, religiosa, social y política” ha llevado a millones de personas no solo a un estado de condición de esclavitud y degradación humano, sino a la destrucción y aniquilación de vidas inocentes.